jueves, octubre 20, 2011

Otra vez — Capítulo catorce.

Disclaimer: Crepúsculo y sus personajes son de Stephenie Meyer. La trama y los personajes nuevos son míos

Capitulo 14 —  Cambios curiosos.

Me abrazo reconfortantemente y se fue al sofá, yo simplemente recogí mi diario, el periódico y me puse el bolso dispuesta a irme. — Me largo — Dije al aire.

Estaba dispuesta a averiguar qué pasaba en Seattle, si Victoria estaba de vuelta y si era así a enfrentar de una vez por todas, mi pasado.

Él perdió su mente hoy.
La dejo atrás, en la carretera
en 65.


Ella lo amo ayer
El ayer se fue
Yo dije «está bien»
Es correcto
El tiempo avanza
Esa es la manera
Vivimos con la esperanza de ver el siguiente día,
Es correcto «…»


Ella lo amo ayer
El mintió a su hermana
Ella dijo «está bien»
Y es correcto
Ella enterró sus cosas hoy


Dust N’ Bones — Guns N’ Roses



— Yo creo que pueden irse, muchachos — Les dijo Carlisle a los chicos y no a mí — Hoy solo graba Bella y es domingo ¿Por qué no lo disfrutan? — Lo mire fijamente, ¿Por qué me querían solo a mí?


— No creo que sea posible, Carlisle — Le comentó Sam — Hoy, después de grabar planeábamos ir al cine.


— ¿Y si Bella les avisa a las horas que salga? — Le pregunto y yo seguí jugueteando con los dedos de Justin.


— Por mí no hay problema — Le dije a Josh mirándolo con cuidado, yo estaba asustada por la posible venganza de Victoria.


En realidad, cuando me quise ir me dio miedo irme sola. Estaba paranoica y me iba a dar un ataque si seguía igual, además, si continuaba pensando que toda vampirilandia pensaba en mí terminaría como una maldita con fobias a todo. Me mire las uñas pintadas de negro e intente pensar en algo que no fuera una melena pelirroja llena de restos de bosque. Era complicado pensar que ella no planeaba vengarse de haber perdido al amor de su existencia.


Sí, existencia. Los vampiros solo se pueden enamorar una vez, y cuando pierden a sus parejas los ciega la ira y las ganas de venganza. O eso dice Edward.  La cosa es, que estaba muy asustada ¿Y quién no lo estaría? Yo tenía a una pelirroja buscando venganza, eso me da pánico. No me di cuenta de los Cullen y mis amigos observándome, tampoco me di cuenta de que me había hecho un ovillo en el sofá, y mucho menos me di cuenta de que yo estaba llorando asustada.


— ¿Qué sucede? —  Me preguntó Zac y yo me encogí de hombros, enterré mi rostro en mis rodillas, no estaba de humor para explicar que estaba asustada y que me estaba rompiendo.


Ni yo misma quería admitir que aún amaba a Edward. Me resultaba patético admitir mi no-superación de mi única relación sentimental. Escuche un sollozo que no reconocí como mío, pero me lo confirmo el hecho de que Sam estuviera abrazándome y acariciándome el cabello consoladoramente.


— Calma, Bella — Me pedía Sam y yo solamente soltaba más lágrimas, no sollocé, no quería verme más patética. Me aparté de Sam y me levanté del sofá, no quería llorar frente a todos.


Mis pasos, lentos y torpes, fueron hacía la puerta de la preciosa casa Cullen; intentando no llorar más, abrí la puerta y caminé hasta el bosque con los sollozos ahogados en la garganta. No estaba muy segura de porque lloraba, tal vez era el hecho de estar temiendo por mi vida. O quizá que era hora de soltar todo.


Me tiré frente a un árbol y me abracé las piernas,  tenía miedo y el agujero en mi pecho me ahogaba patéticamente, sollocé y escondí mi rostro entre mis piernas.


Yo era tan patética.

Una humana. Una patética, cobarde y ridícula humana, alguien que no iba a llegar muy lejos por su mala suerte y su patético humor, una niñita malcriada. Alguien que no merecía ser querida.  Me abracé a mi misma y levanté la mirada, Sam me observaba con tristeza y Jasper sostenía el hombro de Edward, el resto solamente me miraba con curiosidad; Justin se estaba levantando del sofá y Sam lo empujo de regreso, ella entendía que necesitaba estar sola.


Lloré como si no hubiera mañana, intentando que con el paso de las lágrimas se borraran los recuerdos. Intente pensar en algo que no fuera el extraño dolor en el pecho y las lágrimas mojando la recién cortada hierba de los Cullen. Estaba de cara al árbol, con lágrimas e hipando, sentí una mano helada en mi hombro.


— Creo saber porque estas así — Me encogí de hombros y lo observe fijamente.


— ¿Ahora todos los vampiros son psíquicos? ¿No era solo Alice? — Le pregunté.


— Tal vez sea contagioso — Bromeó Jasper y mire hacía las largas ramas del árbol.


— Sería genial tener el don de Alice — Musité — Poder saber que te va a suceder, evitar problemas y que te rompan el corazón; sería maravilloso — Otra lágrima se deslizo por mi mejilla y la tomé con mi lengua.


— Creo que estas así por Edward — Me dijo retomando el tema — Creo que sigues con el corazón roto — Le dirigí una mirada gélida.


— No quiero hacer sentir a Edward alguien importante en mi vida — Le dije con voz fría — Yo sufrí demasiado, Jasper.  ¿Crees que de la noche a  la mañana volveré con él? — Arqueé la espalda y suspiré — Creo, que como eres empático sabes lo que siento.


— ¿Te puedo nombrar tus emociones?  — Lo mire y me encogí de hombros.


— Sería lindo poder identificar que siento — Él empezó a hablar.


— Sientes rabia — Asentí con la cabeza —, tristeza, temor. Mucho dolor ¿Debería preguntar el porqué?


— ¿No que te contagiaste del don de Alice? —Le pregunté ácidamente.


— No. Pero me cuenta lo que va a suceder — me quise abofetear e irme corriendo a mi casa. Jasper no era tan malo como para ser tratado tan mal. Además él es el novio –marido –de mi ex-mejor-amiga. Eso le daba un cierto y pequeño respeto bien merecido.


Pero te intento comer.


Sí, se intento comer a su cuñada, ¿Y quién no? Sexualmente hablando creo que mucha gente se ha querido follar a su cuñado.


Él no te iba a follar. Te iba a comer.


¡Lo sé! Pero él me pidió disculpas y yo lo perdoné, eso valía en algo.  Pero era un Cullen, eso lo rebajaba al nivel de la mierda; el odio irracional hacía las cosas te ciega. Yo tal vez nunca lo aprendería. Me abracé las piernas y mire a Jasper cuidadosamente: tenía un porte varonil y único, los ojos algo oscurecidos —seguramente por la sed al estar cerca de mí— y su contextura física era media. Me gustaron sus rizos miel y estire un mechón de mi cabello para compararlo con el suyo.


— Mi cabello es más claro que el tuyo — le dije como si fuera un gran descubrimiento — me gusta tu cabello ¿Cambiamos? — Jasper soltó una carcajada.


— ¿Te puedo preguntar algo?


—Lo acabas de hacer — le recordé, me sorprendí de lo melancólica de mi voz.


— ¿Por qué no quieres a Edward en tu vida? — me preguntó y yo fruncí el ceño.


— Dime algo, ¿Por qué te alimentas de sangre?


— Porque es mi naturaleza. Soy un vampiro, consumimos sangre. Es algo natural — miré las grises nubes y cerré los ojos.


— Exacto. — le dije con una sonrisa triste — Mi naturaleza es sobrevivir, eso no va a suceder junto a Edward — suspiré y me intente explicar mejor — ¿Crees qué si Edward se va nuevamente yo lo voy a soportar? Debiste haberme visto la primera semana ¡Me parecía a ustedes! — exclamé con aburrimiento. — No es tu culpa, Jasper. Él se fue, el me dejo a mi suerte y yo ya escogí mi camino; y créeme, es muy lejos de él…y de ustedes.


— La verdad me gusta tu posición — me dijo Jasper y yo lo miré sorprendida — me gusta que pongas a Edward en su lugar. Se lo merece. Aunque hoy en la madrugada, llegó destrozado, ¿Sabes por qué?


 — Tal vez me espió en la noche — musité bajo mi aliento y abrí los ojos, se veía borroso por las lágrimas acumuladas, parpadeé repetidas veces quitando el rastro de ellas. — ¿Te imaginas su rostro? ¡Qué deprimente! — Exclamé sonriente — ¿Estaba celoso?


— Demasiado — me contestó — Supongo que ver a tu ex-novia con alguien más es difícil, rompió su teléfono. — quede sorprendida por las reacciones de Edward y suspiré.


— No le voy a pedir disculpas. Es mi vida, él no me debió haber espiado — le comenté a Jasper —. Él debió quedarse donde estaba y no seguirme. Lo vi, pero ignore por completo el volvo.


Jasper se levanto del suelo y con un gesto me indicó que debía levantarme — Alice ha visto que empezará a llover en unos minutos, no te quieres resfriar ¿Verdad? — no lo miré y caminé hasta la casa y apenas entre empezó a llover violentamente, no me importó en  lo más mínimo y me puse la maleta en el hombro.


— ¿A dónde vas? — me preguntó Zac con los ojos en el videojuego.


— No lo sé — le mentí. — Pero necesito irme.


En verdad sí sabía a dónde iba, la Push, la pequeña reserva india, realmente necesitaba algo de la alegría de Jacob y el sarcasmo de Leah. Mire el casco sobre el sofá junto a Alice y me lo puse hábilmente, no me podía llevar la camioneta y no planeaba caminar por todo el bosque. — Nos vemos — dije al aire y salí a la violenta lluvia, pude escuchar el suspiro de Sam y Justin al verme salir. Busqué en mis bolsillos hasta dar con las llaves de la moto y me subí en esta, aceleré a fondo dejando a la casa Cullen detrás de mí.




—…y así nos conocimos Leah y yo — me terminó de contar Jake — fue maravilloso poder ver sus ojos por primera vez.


— Lo mismo digo — le dijo Leah entrelazando sus dedos con los de Jake y sonriéndole, luego le sacó la lengua y se soltó — pero eso no quita el hecho de que siga enojada contigo, por no haberme dicho lo de los chupas… — Jake le puso un dedo sobre los labios y ella paró de hablar.


— ¿Los chupas…? — le pregunté dudando.


— Un cuento del colegio, Bella — me respondió Jake — de zombis — lo miré, interesada — y ellos chupan…cerebros. ¡Sí! — me contó al comienzo dudoso y después con un exagerado entusiasmo. — Leah no lo había leído y yo sí, pero yo no le conté el final y sigue enojada.


— ¿Y cómo se llama el cuento? — le cuestioné.


— No lo…recuerdo — me dio una sonrisa nerviosa — después te lo envió a tu correo, ¿Vale? — asentí y apreté la arena entre mis dedos, soplé un poco en su rostro y él sonrió.


— La verdad…suena como si hubiera sido amor a primera vista — le dije a ambos y sonreí — eso es extraño.


— Muy extraño — aseguró Jake y beso brevemente en los labios a Leah. Yo miré el cielo, aún no le creía lo de los zombis-que-chupan-cerebros. Mire el mar, azul y opaco, como deberían estar mis ojos. Me seguían doliendo los muslos, pero era soportable en la arena de la playa. — ¿Me vas a decir la verdad de los chupas…? — le insistí.


— Ya te lo dije, Bella. Es un cuento del colegio, zombis que chupan cerebros — ladeé la cabeza y suspiré.


— No me lo vas a decir, ¿verdad? — le pregunté triste.


— No podemos, Bella — me contestó Leah — si pudiéramos yo hubiera sido la primera en contarte que nos sucede


— ¿Lo de la piel curiosamente cálida? ¿Qué no sienten frío estando semidesnudos, bajo la lluvia? ¿O que parece que la lluvia se evaporará cuando los toca? — enarqué ambas cejas y ellos sisearon por lo bajo. 


Jake empezó a temblar de arriba abajo y estrecho en su puño un montón de arena, yo inconscientemente me eche para atrás, Leah le empezó a murmurar cosas demasiado rápido, yo estaba mareada. Pude ver un montón de tiras de ropa, un enorme lobo rojizo apareció frente a mí y todo se volvió negro.




— ¿Te sientes bien, chica vampiro? — me preguntó una voz masculina y yo parpadeé, confundida.


— ¡Déjala, Quil! — Exclamó una voz femenina y la mujer regordeta ingresó a la pequeña habitación — ¿Cómo te encuentras, cielo?


— Confundida — le confesé mientras ella me pasaba una tácita de té y unas galletas — fue muy raro, Sue, ¡Me soñé que Jake era un hombre lobo!


— No fue un sueño, cariño — me atoré con las galletas y una mano masculina me dio golpes en la espalda, mis galletas desaparecieron de la pequeña cama. — Y no es solo Jake. También Leah y Seth. Y todos los chicos que ves — miré a mi alrededor, asustada, ¡Todos se podían convertir en unos enormes lobos!   


— ¿Tú también? — le pregunté dándole un sorbito al té.


— ¡No! — Me respondió sonriendo — pero soy miembro de la tribu. Me sé todas las leyendas y próximamente tú también — fruncí el ceño y mire a todos los “lobos enormes”


— ¿Me los podrías presentar? — le pedí confundida por el montón de miradas en mí.


— Él es Seth, mi hijo menor — me dijo Sue señalando a un chico alto y desgarbado, él me dio una sonrisa amigable y yo se la devolví — él es Embry — me dijo apuntando a un chico muy alto que me observaba con curiosidad.


— ¿Tú eres la chica vampiro? — Me preguntó y yo, no muy segura, asentí — ¿Y qué se siente besar a un vampiro?


— ¡Embry! — Le reclamó Sue, el chico enorme se encogió de hombros — Continuemos, él es Quil — señaló a un chico muy parecido a Embry de no ser por el extraño corte de cabello, él me regalo una sonrisa traviesa y yo le sonreí levemente — Él es Jared — apuntó a la versión morena de Emmett y él me dio una sonrisa seca — Él es Paul — señaló a uno de estatura promedio que me sonrió hipócritamente — Y ellos son Brady y Collin, los más jóvenes — los chicos me saludaron moviendo las manos — Y chicos, ella es Bella. La hija de Charlie.


— Te falto presentar a Sam — le dijo Paul con voz seca. — Amante de sanguijuelas, Sam Uley, el lobo alfa.


— Él no está acá, cuando llegue se lo presentamos — le contestó ella y le señaló la puerta — si no te puedes comportar, vete — le pidió y Paul se apoyó en la pared — gracias.


— Chica vampiro, te ha sonado demasiado tu celular — me comentó Embry y yo fruncí el ceño.


— Dámelo — le pedí y él me extendió el teléfono.


— Sam está regañando a Jake por haberse transformado frente a ti — me dijo mientras yo revisaba el montón de llamadas perdidas, paré abruptamente.


— ¿Por qué? — lo cuestioné mientras abría uno de los tantos mensajes de texto.


Bella:


Te estamos buscando por todos lados, ¿Podrías contestar? ¿O llegar a la casa Cullen? Debemos hablar de algo.


Te veo,
Samantha.


— Porque nuestra especie es un secreto para el resto del mundo, deberías saberlo, chica vampiro — suspiré y me levante de la pequeña cama.


— ¿Me puedo ir, Sue? Mis amigos me van a arrancar la cabeza sino aparezco y acá no tengo señal — le conté mientras me ponía los zapatos.


— Claro, cariño — me contestó — ¿Pero te sientes mareada o algo así? — negué con la cabeza y me amarré los zapatos.


— ¡Nos vemos, chica vampiro! — exclamó Jared,  tomé mi bolso del suelo y eche a correr hacía la moto empapada. 


Aceleré a fondo para llegar a la casa Cullen, el shock me invadió y conduje por inercia.


Hombre lobo.


Jake es un hombre lobo.


Yo vi una manada de hombres lobo.


Frené en seco cuando divisé la casa Cullen, casi salgo disparada por la fuerza de la moto pero me pude sostener. Me quede sentada en la moto, con la mirada perdida ¿Ahora Justin se iba a convertir en un mago? Me baje de la moto y suspiré, pateé suavemente la puerta de la casa Cullen para entrar y suspiré nuevamente al notar la mirada de todos en mi aspecto. Tenía la ropa mojada y el cabello enredado, también mis zapatos estaban sucios y sabía que estaba pálida por el reciente desmayo; me quité el casco y me senté con cuidado en el familiar sofá.


— ¿Dónde putas te metiste? — Me preguntó Zac y yo eche la cabeza hacia atrás.


— Estaba en la Push — le contesté y me quedé quieta en mi lugar.


— ¿Sabes qué horas son?


— No, papá — le respondí sarcásticamente.


— Son las diez de la noche — me contó y yo resoplé.


— Me desmayé. Sue me tuvo que revisar porque fue en la playa y Leah estaba con Jake. Me presentaron a los chicos más altos de toda mi vida y aún estoy en shock por algo que me entere. Así que… ¡Cállate! — Exclamé al final de mi pequeño discurso


— ¿De qué te enteraste? — me interrogó Sam.


Oh, de nada. Mi ex-novio es un vampiro y un par de amigos se convierten en lobos enormes, nada más. ¿De casualidad no te conviertes en hada?


No sucede nada. Me entere que…Jake es…un — paré de contarle recordando los que me dijo Embry y me callé abruptamente «Porque nuestra especie es un secreto para el resto del mundo, deberías saberlo, chica vampiro» — no estoy muy segura de sucedió — eso en realidad no era mentira — simplemente me desmayé y cuando desperté Jake estaba con alguien más y no sé que le pasó.


¿Por qué ellos me llamaban «chica vampiro»? Tiré de mi cabello frustradamente, ¿No podía tener un amigo normal? Miré a Sam — ¿Tú eres normal?


— No — me sorprendí — siempre me ha gustado ser un bicho raro y creo que he tenido éxito al respecto, ¿Por qué?


— Nada. — no le iba a decir que esperaba que me dijera, «Soy una humana normal. No soy una mujer lobo ni una criatura sobrenatural» Yo lo podía decir, aunque sabía de la existencia tanto de vampiros como de hombres lobo, era una humana corriente sin súper poderes y sin dotes extra. Resoplé enojada por no saber cómo reaccionar, ¿Cómo estaría Jake?




La súper charla en la casa Cullen era el cambio de nombre para la banda, estábamos escogiendo entre una palabra en francés «Amateur», que significa amante y mi canción favorita «Dust N’ Bones», que significa polvo y huesos. — Yo digo que queda mejor Amateur. Me gusta cómo suena — le dije a Carlisle.
  
— A mí también — le habló Sam. — ¿Ustedes que dicen? — le preguntó a los chicos que se encogieron de hombros.

 — Por mí está bien — le contestó Josh y tanto Justin como Zac asintieron — entonces, ahora somos Amateur.

 — ¡Sí! — exclamé emocionada y sonriente. Carlisle nos miró detenidamente.

 — ¿De dónde se conocen? — nos preguntó.

 — Del preescolar — le respondió Sam. — mi hermano estaba en un grado mayor, un día, cuando los “bravucones” — hizo las comillas con los dedos — me intentaban quitar mi lonchera Josh me defendió y me llevo a una mesa de una niña de cabello raro — me sonrió — también estaba su hermano, dijo que la niña era su amiga y que me la podía prestar.

 Solté una risita, cuando éramos niños Josh me cuidaba mucho, Zac se la pasaba disfrazándose y Sam sonrojándose cuando veía a Josh. — Eras muy tierno — le comenté a Josh.

 — Cómo sea. Con el tiempo, Bella y yo nos hicimos amigas, creo que nos sabemos todo de la otra — alardeó Sam. — Y cuando Justin hizo aparición, Bella se aíslo con su madre, no la volví a ver muy seguido. — contaba Sam.

 — Yo sí — me defendió Zac— yo la veía todos los días y hablé con ella todos los días. Que tú estuvieras embobada con mi hermano no quita el hecho de que Bella se la pasara con Justin y conmigo — le sonrió Zac — incluso, se la pasaba más con Josh que con el resto y por eso te pusiste celosa. Lo recuerdo perfectamente.

 — ¿Estabas celosa? — le pregunté sorprendida.

 — ¿Y quién no? Tú te la pasabas con el chico que me gustaba — me respondió —, pero  no importa, ahora yo soy la novia de Josh — lo besó en los labios y me sonrió, yo rodé los ojos.

 — ¿Bella?

 — ¿Si?

— Podemos hablar un segundo — paró de hablar y me miro —. Respecto al disco — completo Carlisle. Me encogí de hombros.

 — ¿Qué sucede? — lo interrogué, ya en su despacho y él suspiró.

 — ¿Por qué hueles a licántropo?


»Gracias por leer esta locura.

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